Psicología positiva
“Escritores de autoayuda, coaches, psicólogos positivos y demás profesionales y expertos en la felicidad coinciden en afirmar en que la adquisición y desarrollo de habilidades de gestión emocional y cognitiva son fundamentales para conducirse con éxito en todos los ámbitos de la vida.” ([1]Illouz y Cabanas, 2019: 37)
La psicología positiva se establece como ciencia de la felicidad y para ella. Al presentarse como ciencia parece que tenga una base empírica que la separaría de la relación con el neoliberalismo, pero vemos como su posicionamiento es ideológico. La fórmula de la felicidad fue escrita por uno de los psicólogos positivos, Seligman, y apoyada por la mayoría. [1]
F (felicidad) = R + V + C

R: rango fijo, la predisposición genética, que es el 50% y no es modificable.
V: voluntad, el 40%, y es el margen en el cual uno puede moverse.
C: las circunstancias personales (educación, ingresos, estatus social) que son el 10%.
Según el propio Seligman, se podrían intentar cambiar las circunstancias pero eso supondría un gran esfuerzo y pérdida de tiempo. Lo cual lleva a considerar que la voluntad, la forma en la que recibes las cosas es lo importante. Esta afirmación sumada al pequeño porcentaje que corresponde según la fórmula, se realiza desde una postura que no tiene en cuenta las angustias y ansiedad que puede generar. Además responsabiliza al individuo de aprender a tomarse las cosas de una mejor forma.

Entre los años 2008 y 2017 la psicología fue implementándose en centros educativos, principalmente entre Estados Unidos, Reino Unido y Canadá. Entra así en el marco pedagógico para enseñar a “buenos alumnos”. Akiko Shinzato reflexiona sobre la educación en Japón en su proyecto “Self Confidence Boosters” (2018), donde se problematiza alrededor del control del cuerpo y los gestos que puede hacer o no, del control y poder que se ejerce sobre los estudiantes que tienen miedo de cometer un error. Entre las piezas de joyería encontramos una que sujeta la cara con una sonrisa amable, sin exagerar, sin emociones fuertes. Una amable neutralidad de los alumnos disciplinados.

Algunas de las técnicas que utiliza la psicología positiva son las terapias, el mindfulness y toda una cultura de la positividad y la autoestima que acaba desarrollando otro tipo de prácticas.
En el proyecto ‘’Aclucalls’’ (laSADCUM, 2021), mencionado en el apartado de precarización en el espacio digital, consta de un vídeo de investigación que traza una narrativa sobre cómo aparece el cuerpo representado a lo largo de los años, principalmente en internet (Jiménez, 2020). Vemos un cuerpo escultórico, un cuerpo máquina, que es a través del ejercicio físico, el workout que se construye. Aparecen cover dances, culturismo, yoga, entreno de militares, etc. La imagen que devuelve el vídeo es la de un cuerpo global, joven y fuerte. Curiosamente, esta mirada hacia el cuerpo es muy parecida a la que se tenía de la danza, el bailarín como máquina y objeto de deseo que realiza unos movimientos mecánicos, que con los años se ha ido deconstruyendo desde la propia práctica con bailarines como Yvonne Rainer, Aimar Pérez Galí y Paz Rojo, entre otros. Encontramos que en el tiempo pantallizado, la relación con el cuerpo se corta, solo hay una conexión con este por el marco que controla el cuerpo que es deseable, un cuerpo que es de nuevo más máquina que cuerpo como materia en relación a otros cuerpos.
El gobierno de la felicidad responsabilizando al individuo de gestionar sus estados psicológicos, tiene que ver con el valor del éxito, la determinación y la aspiración. Todo esto conlleva a una autodisciplina física y mental, como vemos en el proyecto "Spiritual Boyfriends" de Núria Guiu (2020), coreógrafa y bailarina. Parte de la práctica del yoga para problematizar la relación cuerpo-poder, donde se establece un control de los cuerpos disciplinados, bajo la idea de espiritualidad. El yoga se presenta como ejercicio de conexión entre almas, de colectividad, pero rápidamente se muestra que el carácter que tiene es más bien introspectivo, del yo, individualista. Paralelamente se generan alrededor de la práctica toda una serie de objetos de consumo, haciendo así de una práctica espiritual, un elemento de obtención de beneficios y capital. Por otro lado apunta a los tipos de afectos, relaciones y vínculos que establecemos entre agentes. El "capitalismo emocional", en términos de Eva Illouz (Intimidades congeladas: las emociones en el capitalismo, 2006), es el vínculo y provecho que se produce en un capitalismo donde afectos y economía van de la mano. De manera que las emociones pasan a ser elementos cuantificables y comercializables.

De esta forma se construye una sociedad terapéutica, donde autodisciplina, psicología, emoción, economía y trabajo van relacionados. Donde la producción se da en trabajos cooperativos, en una multitud de cerebros conectados, y los afectos son un elemento más a medir, por lo tanto un dato más del que obtener un beneficio. Qué pasa entonces con ese sujeto que es productor de capital, que es responsable de su felicidad, de gestionar sus sentimientos solo, y cuya expectativa en relación con su cuerpo y cuidados es únicamente la de un cuerpo en forma. Cuando el cuerpo deja de serlo y es productor, el afecto deja de serlo y es capital.


Esta cultura gym y las representaciones de un determinado tipo de cuerpo, inunda la red creando estereotipos sobre lo que es un cuerpo que está en forma. Y el culto al cuerpo se extiende con publicidad de programas para perder peso, que durante el confinamiento por el COVID-19 se realiza a través de youtube o directos de instagram, en sesiones de ejercicio conectadas.

Smile and Speak, Self Confidence Boosters, Akiko Shinzato, 2018