Happycracia
Nos encontramos frente a un gobierno de la felicidad; frente a una happycracia [1]. Vivimos inmersos en una concepción de felicidad que se rige bajo los parámetros, o intereses, de una estructura neoliberal formada por una serie de herramientas que favorecen a que el sujeto se individualice, por tanto, dota a este de responsabilidad sobre su propia búsqueda de la felicidad.

Cuando hablamos de happycracia, hay que entender el significado de tal concepto, pues ‘’happy’’ hace referencia al estado de felicidad, que ya no tiene que ver con tener suerte o esperar a que algo suceda, sino que está relacionado con la autodisciplina y la autorresponsabilidad del sujeto individualista para conseguir tener éxito, y por tanto, felicidad. En cuanto a ‘’cracia’’, hace referencia al poder y a la autoridad que conforman una estructura que somete a la sociedad a seguir una serie de normas. Estas tienen que ver con ser productivo a partir de la adquisición de bienestar que te facilitan aquellos expertos de la ciencia de la felicidad, la cual ‘’resulta ser no ideológica’’ ya que se basa en un conocimiento empírico.

Este bienestar que también aparece en forma de producto, cuando este se mercantiliza, se vuelve más deseable a los ojos del consumidor, pues el mensaje que transmite es que su función ha sido desarrollada desde unos parámetros respaldados por la ciencia, por tanto más legítimos, que tienen que ver con un proceso químico y emocional de nuestro cuerpo que fomenta el deseo de éxito, de valor, de esperanza, etc. Al ser promocionados como herramientas para conseguir bienestar de manera instantánea, la compra de estos productos se incrementa exponencialmente. Algunos de estos son: libros de autoayuda, objetos que nos seducen, otros objetos relacionados con el yoga y la meditación, etc. Los percibimos como imprescindibles para seguir avanzando en la carrera hacia la felicidad, impulsando así el crecimiento de un capitalismo bajo la influencia de lo emocional.

Ahora bien, ¿cómo es posible que entendamos la felicidad como fin no ideológico? Como ejemplo presentamos una campaña publicitaria presentada por el PSOE el año 1996, en la que se refleja muy explícitamente que si votas a su partido electoral, conseguirás tener éxito y ser un ciudadano feliz y entusiasta, mientras que si no los votas, serás una marioneta más del sistema y todo se tornará oscuro. Como herramienta audiovisual, para mostrar su campaña, los fragmentos de vídeo que muestran son a color y están acompañados por una melodía animada. En estos aparecen principalmente ciudadanos sonrientes en ámbitos laborales, amorosos, sociales, familiares y hay distintos fragmentos del engranaje de maquinaria en movimiento, lo cual quiere dar a entender que nunca faltará trabajo y tendrás oportunidades de éxito, pero por supuesto, si eres un ciudadano autodisciplinario y responsable, ya que recae en ti el peso de tener que ir superando obstáculos para conseguir el sueño de la vida feliz. Por otro lado, cuando se refieren a los otros partidos políticos, utilizan fragmentos de vídeos en blanco y negro, que representan una dictadura y un control sobre la sociedad, estos vienen acompañados de una música tétrica y oscura con sonidos graves. Esta campaña publicitaria funciona a la perfección como ejemplo sobre cómo la felicidad es ideológica, y tiene unos fines políticos, económicos y sociales que permiten el control.
























Anteriormente se ha hecho mención de cómo la industria de la felicidad tiene una gran influencia en las plataformas digitales que han tornado a la sociedad en tecnocéntrica y potenciadora del crecimiento del capitalismo emocional y cognitivo en un marco neoliberalista. Eva Illouz y Edgar Cabanas lo exponen de la siguiente manera:









En el marco tecnocéntrico del que formamos parte, la sociedad se encuentra hiperconectada y no deja de crear data que genera, a través de los algoritmos, un seguido de información ordenada sobre los comportamientos de los usuarios, convirtiéndola posteriormente en información específica que aparecerá en los perfiles de estos con el objetivo de controlar sus estados psicológicos y emocionales, condicionando así sus comportamientos y generando una ansiedad productiva globalizada. ¿Qué ocurre con estos cuerpos hiperestresados en la era digital frenética? Flavia Pinheiro presenta su trabajo artístico ‘’Como mantener-se vivo?’’ en el año 2016, en forma de performance en Diafragma. La artista se mueve constantemente, intenta ir al ritmo frenético de lo digital, hasta que el cuerpo orgánico no puede más. Qué pasa entonces con este cuerpo que intenta mantenerse al mismo ritmo que el espacio digital, (((en palabras de Bifo, a la misma vibración que el caos))), donde se produce y circula información de todo tipo, a un nivel que el cuerpo es incapaz de mantener de forma ilimitada, dado que colapsa.


Como manter-se vivo?, Flavia Pinheiro 2016














‘’Presentar la felicidad como una variable objetiva y medible la convierte en un criterio esencial y legítimo a la hora de tomar desiciones políticas, un criterio que permite evaluar el progreso social a escala nacional y enfrentarse a cuestiones ideológicas y éticas de carácter controvertido (como por ejemplo la desigualdad) desde un enfoque tecnocrático que elude cualquier tipo de cuestionamiento moral.’’ ([1] Illouz y Cabanas, 2019: 21)




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